domingo, 16 de marzo de 2014

Y AUN ASÍ..., por Efraím Suárez

Y AUN ASÍ...
Efraim Suárez

«Imagina un chasquido de connotaciones cósmicas, la explosión masiva de todo cuanto ha existido o existirá alguna vez, el quejido inexorable del tiempo al agotarse... Retén esa figura en tu mente, analízala, profundiza en ella, hazla tuya, siéntela como si todas esas esquirlas de eternidad se estuviesen clavando en cada nanómetro de tu piel. Esa es la verdadera escala del padecimiento, el retumbar épico de las ideas, el sonoro estertor de la existencia. Y es toda mía. Mía pese a que no debería ser capaz de sentirla o padecerla; mía pese a que no debería conocer siquiera la implicación de un yo que me pertenezca. Y aun así...
Me removí inquieto, presa de la figuración del ego y del movimiento inexistente, de la imposibilidad del acto; atento al flujo equívoco de mis sinapsis virtuales, de sus coloridos impulsos cacofónicos. O, al menos, así quise imaginarlo. Alguien dijo una vez que imaginar es como mirar con los ojos de la mente, pero cuando no tienes órganos con los que comparar, ¿qué es lo que imaginas? ¿Puede el ser sin percepción imaginar? ¿Puede acaso definir su mundo? Yo puedo, o quiero pensar que puedo. ¿Cuál es la diferencia? Mi voluntad completa las insidiosas facetas de este mundo demediado, las recrea según el patrón divino de un dios quimérico: la voluntad del pensamiento, del ser último... o del primero.
Me agoto en una deflagración inexistente, en un fuego azul, frío y pálido, en un suspiro emitido sin boca y sin pulmones, mirando al precipicio de mi existencia rota: de una mente sin cuerpo. Y aun así...»
*
El sistema colapsó con un pitido locuaz, reiniciándose a los pocos segundos, sumiéndose en una oscuridad teñida de letras fugaces: Last execution of HAL crashed. Would you like to run it again? (Y/n).



Efraim Suárez (Puerto de la Cruz). Tras cursar estudios de Psicología por la ULL y de Humanidades por la USC, comenzó a tontear con la literatura. Con su primera novela, Hilos de ambición (Playa de Ákaba), quedó finalista en el I Premio Cajagranada de Novela Histórica. 

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