PANÓPTICO
Rosario Curiel
«En la cárcel el ser humano carece de
personalidad».
Frase de
Philip Marlowe en El largo adiós,
de Raymond Chandler
En la cárcel
el ser humano carece de personalidad. Él me vigila. Hace poco me escribió de
nuevo. Dice que me pase por el muro. Facebook es ya una selva inhóspita en la
que la gente se lanza pedazos de sí mismo, en la que todo el mundo observa a
todo el mundo, como en una cárcel transparente. Él lo ve todo. No, no puedo
hablar. Me dijo que me arrancaría la lengua. Que me arrancaría. La. Lengua. ¿No
puede vernos él? Sí, yo empecé a darle al «me gusta» en sus estados. Empezaron
los mensajes. Hablábamos.
Era
amable. Luego me perseguía por los muros de los amigos y me enviaba un privado cada
vez que me veía comentando lo que escribían otras personas. Llegué a hacerme otra
cuenta, con otro nombre. Un día apareció en mi cuenta falsa. Dijo mi nombre verdadero.
Hola, dijo, y MI nombre. Supo mi teléfono. Hoy en día los cuelgan por todas partes.
Me vigilaba. Puso un control remoto en mi ordenador. No sé cómo. Sabía cosas que
yo les decía a otros. Yo no soy una cualquiera, no. Soy una mujer encerrada
entre cuatro paredes. Trabajo desde casa, vivo desde casa. Teletrabajo.
Televida. Sí, ya ve.
Como en
una cárcel. Así es. Pero oiga, no le diga que estoy aquí. Me volverá a hacer daño.
No soportaría verlo aquí después de… ¿Ve mis cicatrices? ¿Estos cortes en mi cara?
¿El dedo índice de la mano derecha que nunca volverá a hacer clic en «me gusta»?
No hay comentarios:
Publicar un comentario