PERDONADO
María Blanca González
«Todos
los ladrillos estaban bien colocados».
Frase
de Lou Ford en El asesino dentro de mí de Jim Thompson
Pensó «como el albañil que sabe lo que hace» su
plano era sencillo y bien diseñado, buenos cimientos. El edificio quedaría
acabado, sus cuatro columnas soportarían el peso.
Era
hábil, conocía su estrategia. La personalidad femenina era su especialidad,
años de práctica y lecciones de puntos débiles y fuertes, manejando
oportunidades y debilidades.
A cada
una asignó una misión: la primera, venganza; la segunda, protección; la tercera,
daño colateral y la cuarta, información.
El plan
era el siguiente: Con la segunda, situando a su esposo en la red, conseguiría tapar
el origen del problema y al culpable que era él. Claro está, con la promesa de
un puesto mejor para los dos. Iniciado el problema sería muy útil. Ella al
final, la necesitaba para los cambios de estrategia y justificar la
información. Sería su principal protectora.
La
tercera, el daño colateral, utilizando espacio, ordenador y datos conseguiría hacer
la página de internet para vengarse y ocultar su identidad.
La
primera, la venganza, no solo hacia ella, sino más alto volaba: era su futuro,
su negocio, su dinero, por fin podría hacer un buen negocio.
Iniciado
el proceso penal, trabajo terminado…limpio. Oculto el culpable y todo asegurado.
Futuro garantizado, redondo, sin fisuras ni consecuencias. Los demás, que se apañen,
que sean más listos.
La
gestión era perfecta; con la información actualizada de la cuarta vigila los
pasos y palabras de la tercera, siempre controlada. Necesita ayuda psicológica.
Por si acaso.
Pero «no acabó de confiar en su obra ni en él»; hizo
tambalear su estructura, empezó a pensar en «quizás», «es posible»; fisuras impredecibles, descontroladas. Su
corazón empezó a sentir y entonces, solo entonces, quiso cerrar, ocultar,
evitar... La tercera le hizo dudar.
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