LOBO FEROZ
Norma Salles
«Echó una mirada divertida a su alrededor.»
«La noche era silenciosa y la casa parecía más solitaria
que de costumbre.»
El largo
adiós, Raymond Chandler
A CAPERUCITA
le gustaban los chicos malos por eso cuando encontró en su Facebook que LOBO
FEROZ quería ser su amigo no lo dudó. Sonrió maliciosamente y clickeó «Aceptar».
Qué tan feroz sería. «Hola Caperucita
¿estás ahí?»
Alguien
salido del mismo cuento, qué bueno. Decidió jugar. Jugar bien hasta el final.
Necesitaba entrar en el personaje. Echó una mirada divertida a su alrededor y
vio el sombrero que había comprado en Tlatelolco. «Hola Lobo Feroz ¡qué gusto descubrirte por aquí!».
Él era
el chico bueno del grupo. Ella, la pelirroja más deseada. Nadie apostaba por la
pareja. Los primeros tiempos fueron excitantes. Después se transformó en LOBO FEROZ.
«Por aquí… por ahora, je.»
«¿Y en qué otro lugar te gustaría encontrarme?»
«Humm,
no lo sé.»
«¿Elijo yo?»
«Lo pienso y en unos días te contesto.»
Durante
una semana no tuvo noticias de LOBO FEROZ. «En una hora, en el Jardín Botánico junto a la estatua de Venus.»
La
noche era silenciosa y la casa parecía más solitaria que de costumbre.
Estaba
sediento y fue hasta la cocina. Lo sobresaltó el «OK» en su móvil y la risa pequeña, nerviosa, desafiante. Se
acercó a la habitación. Vio su perfil, su cabellera pelirroja debajo del
sombrero, sus manos ágiles sobre el teclado. Sonreía maliciosamente.
Cuando
escuchó el jadeo a sus espaldas supo que ya era tiempo de terminar el juego.
Aduciría defensa propia.
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ResponderEliminar"Lo breve, si bueno, dos veces bueno"( B.G.). La autora, utilizando su género preferido, abre un abanico de posibilidades fundamentalmente a los adolescentes: motivación y acercamiento a la lectura; despliegue de la fantasía; análisis pero también y de gran relevancia - la reflexión-. Muy Bueno!
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