¿Y QUIÉN ES ÉL?
Ignacio J. Dufour García
«No parecía el
sitio donde viviera nadie.»
El largo adiós, de Raymond Chandler
@lbertomengano empezó a seguir en Twitter a @beabeoveo, tuitearon.
Beatriz sintió que era alguien especial, le mandó un mensaje directo diciéndole
que le gustaría conocerle un poco más. Alberto le dio su Whatsapp. Pasaron los
días. Ella cada día estaba más enamorada y se animó a pedirle una foto, al
tener él en sus perfiles un avión en el cielo.
Alberto le propuso, mejor verse en persona ya
que eran de la misma ciudad. Beatriz, enamoradísima, no lo dudó ni un momento,
una cita a ciegas le pareció lo más romántico. Quedaron el viernes por la tarde
en una cafetería en la plaza del ayuntamiento, el trabajaba todas las tardes
menos esa. Irían con una prenda naranja. Beatriz decidió ir de compras esa tarde
después de comer. Se compró un vestido color azafrán con falda plisada y escote
halter anudado con un lazo, que le quedaba precioso con su melena rizada. Lo complementó
con zapatos, bolso y ropa interior a juego. Esperaba sorprenderle. Llegó al bar
más de media hora antes, pidió un Gimlet, se sentía una femme fatal. Alberto llegó puntual, era más apuesto de lo que había
imaginado, aunque tenía algo en la mirada que parecía que te leyese la mente.
Llevaba una camiseta naranja y pantalones vaqueros.
Conectaron en seguida. Les dieron las tantas y
él comentó que su casa estaba a dos manzanas. Beatriz, desinhibida por las copas,
aceptó sin dudarlo. Subieron a la casa. Quería ser un loft, pero solo era una buhardilla sin ascensor. No
parecía el sitio donde viviera nadie.
Días después la ciudad se
llenó de carteles con la foto de Beatriz. @lbertomengano había cerrado su cuenta
al día siguiente de la desaparición. Su Whatsapp era un número duplicado asociado
al de una chica desaparecida meses antes en otra parte del país.
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