viernes, 14 de marzo de 2014

ABSTRAÍDA EN EL CHAT, por Gema Martínez Egido

ABSTRAÍDA EN EL CHAT
Gema Martínez Egido

Llevo atrapada en este chat durante demasiado tiempo, creo que setenta y dos horas son suficientes para aturdir mis neuronas y ahora mis sentidos se han confundido. No veo más allá de esta pantalla de dieciséis pulgadas, ni siento el calor de esta habitación, tan solo noto las vibraciones de la llegada de nuevos mensajes.
Me aventuro a salir a la calle y dirigirme al local de la esquina. El sitio está tranquilo y me siento en una mesa redonda y solitaria, porque me gustan los bares cuando acaban de abrir para la clientela de la tarde. Abro mi portátil y continúo con mi chat, y al igual que espías de guerra, no dejo que el camarero vea los mensajes que creo secretos. Le veo mirarme de reojo mientras escribo una opinión que no estoy segura de enviar, pero creo que no lo haré porque podría ofender al chater del otro lado de la pantalla.

De repente un timbre sobresalta mi concentración y por instinto me siento obligada a responder la llamada de mi móvil. Mientras contesto, me giro y con el codo presiono sin querer sobre el botón «Enviar». Mi cerebro hasta ese momento lleno de obligaciones, se detiene mientras con gran frustración veo escabullirse mi escrito. Allí me quedo con la vista fija sobre el icono, con un sudor frío, con palpitaciones en las sienes y sequedad en la boca.

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