viernes, 14 de marzo de 2014

IDENTIDAD AJENA, por Rosa García Calleja

IDENTIDAD AJENA
Rosa García Calleja

«No hay trampa más mortal que la que se prepara uno mismo.»
El largo adiós de Raymond Chandler  

Honorato Méndez, solterón y sin familia. Desde que sus padres fallecieron vive solo. Desayunando en un bar, escucha conversar a unos jóvenes sobre Facebook. A él, que apenas conoce internet, todo aquello le suena a chino. Cansado de que su única diversión después del trabajo sea hacer crucigramas recostado en el sofá de papá, decide probarlo para dejar de sentirse tan solo.
Crea un perfil siguiendo las recomendaciones que se hacían aquellos chicos y pone datos ficticios. Él tiene una excelente reputación como pediatra y si su verdadero nombre apareciera en un lugar tan poco serio daría al traste con su trabajo.
Se pasa varios días tan concentrado chateando con sus nuevos amigos virtuales que ni se acuerda de tomarse la medicación. Un día, recibe una solicitud de amistad que lo hunde por completo. Se trata de alguien con su nombre y de su mismo pueblo. Lo acepta curioso y mira las fotos. Es increíble, son imágenes de su vida. Angustiado comprueba que bajo una de las fotos el impostor confiesa ser pederasta. Es él con una paciente, una niñita a la que desnuda para auscultarla. Tiene que averiguar quién quiere destruirlo. Con una excusa queda con él en una cafetería. El intruso llevará un pañuelo rojo en el bolsillo izquierdo, Honorato una margarita en el derecho. Cita también a la policía con intención de que lo arresten.
Se sienta en la barra, pide una cerveza mientras espera. Mira al espejo de su derecha; le queda bien esa camisa con la flor. La policía irrumpe en el local y le pregunta:
—¿Honorato Méndez?
Se gira y el espejo de la izquierda le devuelve su imagen con un pañuelo rojo en bolsillo izquierdo.
—Está usted detenido, por presunto pederasta…

No hay trampa más mortal que la que se prepara uno mismo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario