AMOR VIRTUAL
Nora
Ibarra
«Si sobre ella hubiera caído en ese momento un
helado, no se habría derretido.»
El largo adiós, Raymond Chandler
La vida de
Aurelia cambió el día que la editorial le envió la computadora. Había pasado cuarenta
años trabajando como correctora sin salir de su casa. Aún mantenía vivo el
recuerdo del baile de egresada. El joven con quien estaba bailando la invitó a
dar un paseo por el jardín. Imprevistamente la besó. Antes de que reaccionase
la arrojó sobre la gramilla e inmovilizándola la penetró. Después, encubriéndose
en la oscuridad, huyó.
Aurelia
quedó trémula, confusa y sucia. Enterró su libido y formó parte del celibato
familiar junto con la madre y la abuela. Fue increíble cómo, gracias a
internet, pudo superar aquel episodio que la marcó profundamente. La editorial
contrató un instructor para ayudarla con la mágica red que la conectaba con el
mundo en segundos.
Ricardo,
su mentor virtual, era un convicto que la asistía desde la prisión donde cumplía
pena. La delicadeza del hombre sedujo a Aurelia hasta aceptar casarse con él,
aún en esas condiciones. Una mañana recibió un e-mail de Ricardo.
Querida:
En breve
serás mi esposa y no quiero que existan secretos entre ambos. Debo decirte
algo. Cuando tenía dieciocho años, violé una chica. Fue en la fiesta de egresada
de ella. Nunca me lo perdoné. Pensé en buscarla y pedirle perdón, pero ni siquiera
supe su nombre. Espero me comprendas y que tus sentimientos hacia mí no cambien.
Tuyo,
Ricardo
Aurelia
respondió:
¡Entiendo
mi amor! Sucedió hace mucho. Sin duda ella lo olvidó. Te enviaré una caja de
bombones caseros para que al saborearlos pienses en mí.
Con amor,
Aurelia
Ricardo
Benavídez murió envenenado en la cárcel. Aurelia Márquez desapareció el día de
la muerte de él. Se desconoce su paradero.
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