jueves, 8 de mayo de 2014

EL MONSTRUO, por María Carmen Crespo

EL MONSTRUO
María Carmen Crespo

La voz airada de la madre cortó en seco la alegría del niño.
—Mejor no hablamos de tu padre—le dijo.
A él no se le ocurrió nada más que decir. En su mente se fue desdibujando la partida de pim-pón que había ganado a su padre, y cómo le había elevado por los aires hasta la rama de un árbol: ¡Campeón!
—Bueno, estamos juntos. Olvídate de tu madre —solía decirle él.
La imagen de su madre esperándole a la salida del cole con la merienda, su amplia sonrisa y el patinete se quebró como un espejo golpeado por una piedra.
Por eso muchas veces se ponía a llorar y cuando le preguntaban qué le ocurría, no podía explicarlo. No entendía nada. Lo que a él le gustaba contar sus padres no lo querían saber y solo le preguntaban, cuando volvía con cada uno de ellos, qué había comido, si le habían bañado y otras tonterías.
¿Cómo podría con sus cinco añitos explicar que se sentía demediado y que le faltaba una parte de sí diferente, según estuviera con su padre o con su madre? ¿Si eran mayores por qué no entendían que necesitaba hablar de lo bien que se lo pasaba, estuviera con quien estuviera?  El recordar esos momentos le hacía sentirse de nuevo feliz y el no hablar de ellos le asustaba como si el recuerdo se transformara en un monstruo, que se escondía dentro del armario. El niño tenía miedo de que algún día, ese monstruo saliera para obligarle a estar callado para siempre.
                                                                      
María Carmen Crespo. Ha publicado cuentos Lucía y las espadas de fuego, El apagón y en El enemigo interior de Playa de Akaba participó con Avatar. Su reciente novela ha sido enviada a concurso.

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