jueves, 8 de mayo de 2014

EL ÁNGEL DEMEDIADO, por Elena Martínez Royo

EL ÁNGEL DEMEDIADO
Elena Martínez Royo

Crono se había enfrentado nuevamente a su hijo Zeus. La lucha en el Olimpo desencadenó truenos, que rompieron el silencio de la noche y rayos, que iluminaron el oscuro cielo. Helios, montado en su carro, condujo por el océano que circundaba la tierra, para que con la llegada del sol, dejaran de pelear.
Lucas, el viejo jardinero, se dirigió al laberinto para hacer desaparecer los efectos de la tormenta. Sabía que cuando el sol se escondiera, los enamorados aparecerían. Se convertiría en un lugar mágico, lleno de amor y promesas. Barrió las hojas esparcidas por encrucijadas y caminos, que conducían a una plaza en cuyo centro un imponente ángel de piedra lo dominaba todo. Cortó setos y limpió bancos escondidos estratégicamente, para que los amantes encontraran la buscada intimidad.
Al llegar a la plaza y ver lo que había ocurrido, exclamó:
—¡Un rayo ha demediado al ángel!
A partir de ese día los enamorados buscaron la magia en otro lugar y dejaron paso a seres que esparcían tristeza por sus calles.
Al ver lo ocurrido Helios apeló a Afrodita para restaurar el orden establecido por los Dioses.
Lucas, como cada mañana, se dirigió al laberinto. Los setos habían crecido tanto que cubrían sus calles. Resignado, cogió las tijeras de podar. Durante semanas trabajó abriendo caminos. Su sorpresa fue mayúscula cuando al llegar a la plaza descubrió que el ángel ya no estaba demediado.
Sentada en un banco, una pareja se daba besos apasionados. Sus suspiros se entremezclaban con los de otros enamorados. La magia había vuelto.


Elena Martínez Royo. Diplomada en Criminología y aficionada a la lectura. Algunos de mis relatos han sido publicados y, en la actualidad, me estoy enfrentando al reto de mi primera novela. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario