EL VALOR DEL SILENCIO
Vanessa Bou Pérez
Cuarenta horas a la semana en la caja del súper. Doña Verborrea
Desmedida no calla un segundo. Gasto mucho en paracetamol. Solo hablo conmigo.
—¿Visteis lo de las fotos del principio del universo?
—pregunté la última vez que hablé.
—No, es que no soy de ver las noticias, y mira que
dice Raúl que debería. Mi hijo sabe más que yo. Y es que es lo que yo digo…
Y una hora de charla sobre la nada.
Un atracador irrumpió hace unas semanas.
—El dinero o me la cargo. —Apuntaba a Verborrea.
Me decía a mí. Habló de su hipoteca, sus famélicos
hijos. ¡Qué jodido relato costumbrista! Pero por fin escuchaba otras voces.
—Abre la caja ya.
Me quedé paralizada y sin habla hasta que llegó la
policía y un mediador, el Doctor Trelawney, el único psiquiatra del pueblo. Solo repetía: «Cálmense».
Medité sobre el posible resto de mis días. Doña Protagonista Locuaz contando su
sufrimiento y lo que la gente le dice que debe haber sufrido y blablablá.
¡Antes la muerte! Me interpongo entre ella y el proyecto de ladrón. Increíble,
la pistola del desgraciado es de plástico.
—¡No dispare! Doctor, tengo una idea —he recuperado la
voz, pero Trelawney no oye. Explica a los policías: «Podemos ver el típico
patrón de comportamiento demediado que provoca el hambre».
Lleno cuatro carros, los saco al coche aparcado en la
calle de atrás, con su mujer al volante y una niña. He hecho un buen trato.
Ayer mientras en la cinta rodaba la leche demediada
entró un hombre con una media en la cabeza y una pistola. Me apunta, se dirige al resto.
—El dinero o me la cargo.
Sé que su pistola es de plástico. Creo que me guiña un
ojo. Le sonrío.
Vanessa Bou Pérez. Bióloga de estudios y profesión. Intento aprender a escribir para
convivir y encariñarme con mis fantasmas, pero ¡qué difícil es escribir y qué
fácil leer algo bien escrito!
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