MITAD VIVO.
MITAD MUERTO
Emilia
Privat Ferrando
Demediado.
Así me sentía cuando ella me llamaba. Mitad vivo. Mitad muerto. Como si una
embolia hubiese paralizado la mitad de mi cuerpo. Cuando estaba con Leonor, me
olvidaba de todo, incluso de mi responsabilidad como guarda del cementerio del
pueblo. Antes de conocerla mi vida transcurría entre tumbas, flores marchitas y
las visitas de los familiares entristecidos. Vagaba por los caminos de gravilla,
viendo cosas que podían enloquecer a cualquier hombre. Aquellos muros se habían
convertido en mi prisión. Nada me importaba.
Hasta
que un tarde, ella apareció tan radiante como el sol en primavera, con una
minifalda que dejaba al descubierto unas piernas largas, y una mirada azul que
me robó el corazón. A su lado, aprendí a sonreír, a bailar, a gozar de su
cuerpo. Disfruté de la vida como jamás lo había hecho.
Pero
yo no era el único hombre de su vida y, cuando ella me abandonaba, volvía al
mundo de las sombras. Mitad vivo. Mitad muerto.
Un
día, Leonor apareció en el cementerio vestida de blanco, la falda le llegaba hasta
los pies, el semblante pálido y ojeroso.
—¿Qué
hago aquí? ¿Por qué no puedo salir de estos muros? —me preguntó.
Me
acerqué a ella, quería abrazarla, protegerla, pero las manos solo acariciaron
el viento.
—Tranquila,
amor mío, a partir de ahora siempre estarás conmigo.
A
Emilia Privat Ferrando le apasiona escribir, inventar historias, jugar con
la imaginación. Ha publicado dos relatos y un cuento, pero lo que más le gusta
son las novelas. Ha escrito algunas con la intención de presentarlas a
concursos literarios.
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